domingo, 18 de enero de 2015

Pero hoy no va a ser así



No salió de su cuarto hasta que se lo creyó de verdad. Puede que parezca una buena terapia. Puede que resulte una tontería, pero desde aquel día se convirtió en una creída, una prepotente y una falsa. Es decir, el anti-ejemplo de lo que quiero intentar hacer llegar a través de mis palabras.

Porque me despido de vosotr@s intentando daros un consejo: hace falta un poco de honestidad en esta vida. No siempre lo valemos. Como casi todas las cosas en el mundo, la modestia es algo que está mal repartido: unos con mucha y otros con poca.
Así que, os pido desde aquí que os lo penséis antes de fardar de algo.
Khia  09/12/2005 13:09  Enlace Permanente  Comentarios (13)

¿Por qué? [Reflexión Filosófica] (Pt. I)
Veamos... sé que los pocos que os metéis aquí (y los poquísimos que me dejáis un mísero comentario) queréis leer historias graciosas, divertidas, recreando en vuestra mente cómicas escenas sobre lo que me haya sucedido a mí ó a mi familia.

Pero hoy no va a ser así (al menos no va a ir con esa intención, si os reís, pues vale, mientras no os oiga...).

Y es que mi temática parece ir así: un post risión, un post rallante.
El primero lo hago por diversión; el segundo casi por necesidad, aunque me joda hacerlo, pero últimamente... no sé. Algo me pide que lo haga, así que os jodéis los pocos que pretendéis visitar este coso en busca de leer algo gracioso y sin sentido.

Pues eso; llevo un par de días con el síndrome premenstrual atrasado, viviendo entre un cóctel de hormonas vagando perdidas por mi cuerpo, y afectando mi mente, haciéndome pensar (si es que lo hago) de manera irracional e ilógica por la vida.

Un par de días medio triste y rallada, asqueada y desmotivada incluso habiendo comenzado una nueva etapa de mi existencia que parece prometedora.

La cuestión es: ¿por qué? Bueno, nadie lo sabe, y a la vez yo lo sé.

Al menos eso creo, lo intuyo. Sé que algo me falta, creo oír por dónde van los tiros y qué es aquello que tanto anhelo y ansío.

Bandera de España



Pero, ¿sabéis qué os digo? Que me gusto tal y como soy (psíquicamente hablando, claro) porque he sufrido muchísimo (crisis profundas de valores, de identidad, profundos debates internos) y la única recompensa a las lecciones que me ha dado el destino ha sido la de tener la experiencia, la sabiduría y la madurez necesarias para poder llegar a ser como soy hoy en día.
Y eso no lo cambio por nada.

Sin toda la mierda que un día me afectó (y por desgracia a veces me sigue afectando) no sería quién soy: con todo lo bueno y todo lo malo que conlleva esto.

Por si os lo estáis preguntando los que no me conocéis personalmente, no soy como la mayoría. Tampoco soy una antisocial que desprecia las congregaciones de Bandera de España (aunque en mi pueblo sí, pero eso es otra historia).

Soy una conclusión, un popurrí de soluciones que he ido hallando a cada problema que he podido superar.
Y nunca me ha ido mal del todo con la modestia. Me gusta ser así, la gente aprecia mi cualidad, (o como lo queráis llamar) y no tengo porqué cambiarlo, ya que sobre todo es un rasgo de mi personalidad del cual estoy muy orgullosa.

Otra cosa es que, como bien Javi me ha dicho, confunda en ocasiones excesiva modestia con baja autoestima. Es algo que siempre he tenido en unos niveles demasiado bajos, una especie de "asignatura pendiente conmigo misma" (salvo la excepción que he relatado al principio) y que puede estar estrechamente ligada a mi tal vez, en ocasiones, excesiva modestia.

No hablemos ya del terreno físico. El nivel de autoestima que tengo, según Javi, se nota hasta en mi forma de vestir, de moverme, de actuar, de hablar...

¿Qué tal vez debería abrir ambas puertas (cuando las haya) al entrar y salir de un sitio porque yo lo valgo y soy demasiado "fashion" como para hacerlo sólo por una? Pues, como de momento quepo por ésa, seguiré entrando a los sitios por la misma de siempre, sin usar las dos.

Y mira que me podría haber dado por tomar el camino contrario: el creerme muy diva. Una ex-amiga me contó que se burlaban tanto de ella por su físico en el colegio que un día se encerró en su habitación y estuvo repitiendo delante del espejo para ella misma:

"Soy guapa. Soy guapa".